TRASTORNO DEL ESPECTRO DEL AUTISMO

 Cómo trabajar las habilidades sociales.

El trastorno del espectro del autismo es una condición que presenta aproximadamente una de cada 100 personas en el mundo. Aunque la causa exacta no se conoce, diversos estudios indican que la genética parece jugar un papel importante.

 

El trastorno del espectro autista se caracteriza principalmente por dificultades en la comunicación, intereses limitados, comportamientos repetitivos, gran sensibilidad ante los estímulos del entorno y dificultades en la socialización y el funcionamiento diario. Normalmente, debido a la particularidad del perfil de los niños y niñas con trastorno del espectro del autismo, se puede realizar el diagnóstico entre el primer y segundo año de vida.

 

El momento de identificación del trastorno va a variar dependiendo de cada caso particular, en ocasiones, algunos niños con TEA empiezan a mostrar signos desde antes del primer año de vida, no obstante, en otros casos no se detecta hasta años después. Además, en ocasiones, algunas personas con trastorno del espectro del autismo presentan un desarrollo normal los primeros años de vida hasta que aparece un retroceso repentino en las habilidades que habían ido adquiriendo.

 

Dentro del espectro del autismo existe una graduación en función de la gravedad del trastorno. Así, los casos con mayor gravedad, que reciben la especificación de grado 3, son aquellos en los que el paciente requiere mucha ayuda. En estos casos puede encontrarse baja capacidad intelectual, gran rigidez ante los cambios, dificultades en el lenguaje y la comunicación no verbal, dificultades de socialización e incluso gran dependencia para realizar actividades de la vida diaria.

 

El grado 2 se reserva para aquellos casos en los que la persona requiere ayuda notable. Suelen ser pacientes con escasa comunicación, tanto verbal como no verbal; baja flexibilidad ante los cambios, comportamientos limitados y dificultades generales para las actividades de la vida diaria.

 

Quienes necesitan ayuda, pero se valen por sí mismos, reciben el diagnóstico de trastorno del espectro autista de grado 1. Es el grado menos severo. Se caracteriza por dificultades en la socialización y rigidez ante los cambios. Suelen necesitar ayuda para la gestión del tiempo y los recursos, es decir, encuentran dificultades para la organización y planificación autónoma.

 

Los niños y niñas con trastorno del espectro del autismo suelen ser bebés con poca conexión con sus cuidadores, que no sonríen ante la interacción, no miran a los ojos y no prestan atención a las personas de su entorno. Cuando van haciéndose más mayores, tienden a realizar juegos repetitivos, basados en la observación de los elementos descriptivos de los juguetes, sin realizar diálogos o interpretar escenas de la vida diaria con sus juguetes. En cuanto al lenguaje, pueden tardar mucho en empezar a hablar, y cuando lo hacen, sus producciones pueden ser prácticamente ininteligibles. Incluso, en ocasiones, se limitan a repetir una y otra vez lo que han escuchado decir a los adultos de su entorno, lo que se conoce como ecolalia.

 

A los niños con trastorno del espectro autista les cuesta conectar con las emociones de quienes les rodean, lo que les puede hacer parecer egocéntricos. Así mismo, encuentran dificultades para hacer comprender a su entorno lo que ellos sienten o piensan. Ante esta dificultad a la hora de transmitir sus necesidades o demandas se pueden sentir incomprendidos y rechazados por sus iguales, lo que genera gran malestar y sentimientos de inferioridad.

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