NIÑOS CON ALTAS CAPACIDADES INTELECTUALES

¿Qué dificultades encuentran?

Los niños con altas capacidades, coloquialmente conocidos como superdotados, son aquellos que presentan habilidades excepcionales en algún ámbito de la vida. Las personas con altas capacidades se caracterizan por tener una inteligencia superior a la normalidad, gran creatividad y alta motivación para el aprendizaje.

 

Por lo general, debido a su perfil intelectual, los niños con altas capacidades o superdotación pueden demandar más atención y estimulación que otros niños de su edad. Además, suelen interesarse por temas más complejos que los típicos para su etapa del desarrollo, mostrando voluntad de ampliar su conocimiento y realizando preguntas difíciles de responder incluso para los adultos.

 

La curiosidad que muestran hacia las cosas que les rodean hace que vayan un paso por delante de sus compañeros. No obstante, en la escuela, al sentir que las tareas son demasiado fáciles para ellos, se aburren y dejan de prestar atención a las clases. Es por esto que, en muchas ocasiones, aunque parezca contradictorio, pueden obtener calificaciones por debajo de lo esperado.

 

Así mismo, respecto al lenguaje, los niños con altas capacidades presentan un vocabulario excepcionalmente amplio en comparación con sus iguales. Además, los temas de conversación que proponen, muchas veces propios de los adultos, hacen que frecuentemente sientan que sus compañeros no les escuchan, no les comprenden o no quieren compartir tiempo o actividades con ellos.

 

Además, cabe destacar que el hecho de presentar una alta capacidad intelectual en la escuela puede llegar a ser objeto de burla entre el resto de alumnos. En estos casos, los niños con altas capacidades pueden sentirse rechazados por sus iguales. Esto también contribuye a que las altas capacidades puedan estar enmascaradas por un bajo rendimiento escolar, derivado de la falta de motivación por aumentar sus logros y de la voluntad de rebajar su capacidad para ajustarla a la media de sus compañeros.

 

Por otro lado, algunos niños con altas capacidades presentan también altos niveles de sensibilidad. Para ellos, las reacciones emocionales ante circunstancias aparentemente normales de la vida diaria son en ocasiones más intensas que para los demás. Es decir, pueden percibir los acontecimientos que les rodean con mayor emocionalidad. Sin embargo, esto no implica que tengan alta capacidad en lo que a inteligencia emocional respecta. Muchas veces no saben gestionar estas experiencias intensas y canalizan sus emociones y sentimientos de manera inadecuada.

 

En general, las características anteriormente comentadas dificultan conseguir un grupo de amigos afín a sus intereses. Debido a esto, es frecuente que los niños con altas capacidades no se encuentren integrados en su grupo de edad.

 

Estas dificultades sociales pueden conllevar problemas emocionales que, a su vez, derivan en explosiones conductuales y problemas comportamentales en la escuela, la familia y demás entornos sociales.  De no realizarse una intervención a tiempo para detectar su condición y brindar estrategias al niño y a la familia, las dificultades pueden interferir en su vida diaria.

 

Además de todo esto, otra dificultad bastante común entre las personas con altas capacidades, es que suelen tener problemas a la hora de tolerar la frustración. Esto es debido a que están acostumbrados a que todo les sale bien a la primera, por lo que, cuando esto no es así y, como el resto de personas tienen que enfrentarse a problemas de la vida que no tienen solución, no son capaces de afrontar la situación; pudiendo llegar asufrir problemas emocionales, depresión o ansiedad.

 

Por todo esto, es recomendable consultar con un especialista ante la sospecha de un perfil intelectual de alta capacidad. La intervención temprana en el ámbito académico, social y familiar favorece un correcto desarrollo y facilita una adecuada adaptación niño-entorno.

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